Era un 22 de mayo de 1996 cuando 'Misión: Imposible' irrumpió en las salas de cine estadounidenses, suponiendo así un antes y un después en la historia del cine de acción y espionaje. Tom Cruise había alcanzado la fama ya una década antes, principalmente con 'Top Gun: ídolos del aire'. Se había ganado el respeto de la industria con 'Rain Man' o 'Nacido el cuatro de julio', que incluso le hizo llevarse el primer Globo de Oro de su carrera. Películas como 'Algunos hombres buenos', 'The Firm' y 'Entrevista con el vampiro' eran la rúbrica para un palmarés envidiable en un actor que aún estaba en la treintena. Eran mediados de los noventa, y Tom Cruise quería dar el salto a la producción. Aliándose con Paula Wagner, y con Paramount Pictures sumándose al barco, el actor neoyorkino tendría por fin control creativo oficialmente en lo que sería su proyecto más personal.
La serie original que ha dado nombre a esta franquicia ya creó algunos de los elementos principales que Cruise y compañía conservarían. El objetivo era modernizar la propuesta y adaptarla a un formato más propio del cine, un thriller de espías con la elegancia y el saber hacer de aquel Hollywood de finales del siglo pasado. Contar con Brian de Palma en la dirección, con una carrera más aclamada por la crítica que por el público, fue sólo la primera de muchas decisiones arriesgadas, pero buscar un talento creativo personal en la silla de director se convertiría en una de las señas de identidad de la saga. En ello ha tenido que ver una de las inquietudes que siempre ha tenido Cruise a lo largo de su carrera: trabajar con —y aprender de— los mejores directores de cine del mundo.
La idea original era asesinar al reparto original de la serie en la introducción de la película, para dar así continuidad al universo que ya habría creado la pequeña pantalla. Tras la negación en rotundo de dichos actores, el plan se transformó pero siguió sirviendo de inspiración para el guión. Todo comenzaba con una misión que saldría mal, llevando así a la muerte precipitada de todo el reparto principal que rodeaba al personaje de Tom Cruise. Solamente ese primer tramo ya nos deja escenas históricas, como la escena introductoria en la que el equipo habla distendidamente en el piso franco. Dicha escena no estaba en el metraje principal, pero George Lucas habló con De Palma tras verlo, y le comentó que echaba en falta ese tipo de momento. Y es que en su forma de escribir un guión, esas escenas sirven para introducir los personajes al público de una forma cercana, y son tan comunes que incluso las llaman "la escena de los espaguetis".
La decisión más arriesgada, sin duda, sería la de permitir que Tom Cruise realizara las escenas de riesgo por sí mismo, algo que el actor llevaba mucho tiempo deseando hacer, pero para ello necesitaba control creativo. La primera escena, que sirvió para que tanteara el terreno, fue en la que tiene que saltar entre los cristales y una ola provocada por una explosión en el acuario del café donde la trama pega su primer giro. Acto seguido, podemos ver a Cruise huyendo del lugar con una de sus emblemáticas carreras. Que un actor se decida a realizar este tipo de escenas no es un acto de vanidad o un reclamo de marketing. Realmente sirve para poder dirigir las escenas de una forma que no sería posible si no puedes mostrar claramente la cara del actor, o si tienes que realizar cortes y trucos de cámara que estorban al lenguaje propio del cine de acción.
La escena que no necesita ninguna presentación, que seguramente lanzó a la fama la franquicia más allá de su público objetivo inicial, y que se ha convertido en cultura popular, es la famosa escena de los cables. Ethan Hunt y su equipo tienen que realizar un robo en el cual no puedes tocar el suelo, aparte de otros detalles como no hacer ruido o no aumentar la temperatura corporal del ambiente. Pero fue ese detalle, el de lanzarse desde el techo con el riesgo de no poder tocar la superficie, lo que dio pie a una de las escenas más icónicas del cine de espías moderno. Como Cruise ha contado en ocasiones, llegó un momento en que casi parecía imposible, porque al descender de golpe su cuerpo continuamente se iba hacia delante, quedando desequilibrado o incluso golpeando el suelo con la cabeza. Finalmente, en una de las muchas ideas que seguramente probarían, se le ocurrió introducir unos peniques en sus zapatos, y estos le dieron el equilibrio justo para realizar la escena de la forma tan perfectamente sincronizada como podemos ver en la película.
Estos son sólo algunos de los detalles que encumbraron a 'Misión Imposible' hace ya 29 años, pero el conjunto es una cinta prácticamente impecable en su estilo desde todos los ángulos de la producción. El tema principal, con un Danny Elfman que se sumó en el último momento al equipo, ha pasado a ser una de las melodías más reconocibles, más allá incluso del mundo del celuloide. Tanto esta música como la escena de los cables han sido usadas y parodiadas constantemente, véase en 'Shrek 2', gracias a Pinocho y sus hilos, en 'Toy Story 3' con Woody cayéndose del árbol, o en 'Enredados', cuando Flynn literalmente hace de Ethan Hunt.
El reparto contaba con estrellas del calibre de Jon Voight, que traía Phelps, personaje de la serie original, para servir de encaje entre los dos formatos; Jean Reno, uno de los actores de moda en aquel momento; Henry Czerny, el tipo de actor infravalorado pero que has visto en más lugares de los que crees, y que ha sabido dar continuidad a la saga con su papel; Ving Rhames, que posee una carrera prolífica como pocas ya ha sido una de las piezas principales a lo largo de toda la franquicia; y Emmanuelle Béart, estrella francesa que hizo encajar todos los engranajes del brillante guión escrito por David Koepp, Steven Zaillian y Robert Towne.
Una de los deseos principales al idear el corazón de 'Misión Imposible' era que conllevara una trama global. La acción comienza en Ucrania, continúa por la República Recha, Inglaterra hasta llegar a Francia. Rodada en Praga, Langley, Londres y Calais, cuenta con la fotografía eternamente joven de un Stephen H. Burum en el momento más inspirado de su carrera. Aún a día de hoy tiene momentos espectacularmente sobrios y difíciles de igualar, logrando representar las distintas ciudades, paisajes e interiores de forma que son reconocibles al instante y difíciles de olvidar.
No sólo se trató de un éxito económico, tras recaudar alrededor de 450 millones de dólares con sus 80 millones de presupuesto. Sentó las bases de una de las mejores franquicias que el género ha visto. Es la pieza clave y más personal de uno de los actores de Hollywood más importantes de los últimos 40 años, como es Tom Cruise. Además, casi 30 años después, todavía sigue inspirando a nuevas generaciones de cineastas.
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